Desideologizando La Violencia

 


Si bien actualmente los nombres "George Floyd" y "Javier Ordoñez" han causado revuelo en redes sociales y han generado manifestaciones por la denominada brutalidad policial, para nadie es un secreto que este fenómeno no es nuevo y que desde tiempos inmemorables ha estado latente. Sin embargo el impacto que ha tenido actualmente marca un punto clave, donde se evidencia la indignación y rechazo rotundo de la ciudadanía, hasta el punto de llegar a destruir propiedades públicas y privadas, es decir vandalismo. Estos actos lejos de generar soluciones y promover la justicia, en realidad afectan al mismo pueblo que con sus impuestos pagan lo que unos pocos destruyen. No obstante, las personas que promueven y son responsables del vandalismo, afirman que estos actos son lo único que logra llamar la atención del gobierno y que impide que lo sucedido quede impune. Es así como algunos manifestantes han respondido a la brutalidad policial con vandalismo y violencia hacia algunos uniformados como se puede ver en la presente imagen.
 
De manera que considero importante que ante este circulo vicioso de violencia, se retome la psicología popular y con ello, la desideologización de Martín Baró. Puesto que en ella se puede asumir la perspectiva del pueblo y, a la vez, pensar críticamente sobre ella para generar transformaciones sociales. Lo anterior resulta fundamental para poder cambiar el futuro de este país que, durante años ha respondido a la violencia con más violencia, lo que ha causado que esta se normalice y que con ello se siga presentando en todos sus niveles. No obstante para poder generar transformaciones sociales, primero es necesario "desenmascarar el sentido" que hay detrás de las personas que vandalizan o que incitan a la violencia. Esto con el fin de poder realizar una investigación profunda acerca de la realidad de dichas personas, lo que hacen y lo que pueden llegar a ser. Una vez recopilada esta información, se puede llevar a cabo un proceso participación con las personas implicadas, para que sean ellas mismas quienes puedan repensar sobre sus ideologías, adoptando una postura critica, con el fin de que lo piensen dos veces la próxima vez que vayan a realizar alguno de estos actos. 

A pesar de que llevar a cabo un proceso de desideologización pueda tardar años y que aún así no existan garantías de buenos resultados, considero que es una potente herramienta a largo plazo. Evidentemente es imposible cambiar la ideología de las personas de la noche a la mañana. Sin embargo, es posible sembrar en ellas una actitud reflexiva, que vaya más allá de ser un simple seguidor. De ser así se puede ir construyendo cierta autonomía a la hora de pensar y de tomar decisiones, que poco a poco tendrían impacto social y generarían transformaciones. Lo anterior no solo cambiaría la forma en que se afrontan las manifestaciones hoy en día, sino que también podría generar cambios en cualquier situación donde se pueda generar violencia. De forma que apostar por la desideologización es apostar  por cambiar la normalización de la violencia en el país y con ello, no estar condenados a repetir nuestra historia. 

Referencias:

     Martín-Baró, I. (1990). La desideologización como aporte de la psicología social al desarrollo de la democracia en Latinoamérica. Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 10(20), 101-108.

 

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